Friday, December 23, 2011

Programa #51


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El último programa de 2011 de La Linterna Mágica ha estado dedicado al polifacético artista granadino José Val del Omar, autor de numerosas innovaciones técnicas y cuya obra cinematográfica más conocida es el Tríptico Elemental de España.

Así, entrevistamos a Eugeni Bonet, comisario de la exposición Desbordamiento de Val del Omar que puede verse en el CAAM de Las Palmas de Gran Canaria hasta principios de enero. También hablamos con los familiares Gonzalo Sáenz de Buruaga y Piluca Baquero, y con el experto en cine José Luis Chacón.

Por último, volvimos a contar en el programa con el escritor Miguel Ángel Delgado, quien nos aportó su visión personal sobre la obra de Val del Omar.

Friday, December 16, 2011

Ellas dirigen / Diálogos fuera de tiempo (II): Deren-Martel, yo que no soy yo



Meshes Of The Afternoon (Maya Deren, 1943)



La mujer sin cabeza (Lucrecia Martel, 2008)

Por Ayoze García

También son ganas de complicarse la vida, eso de querer comparar dos películas tan herméticas como Meshes Of The Afternoon y La mujer sin cabeza. Pero empecemos planteando que en ambas la protagonista se desdobla, literalmente incluso en el caso del cortometraje de Maya Deren.

Ese es uno de los aspectos que hacen de Meshes Of The Afternoon una auténtica mina para posteriores directores experimentales: David Lynch tomó buena nota de esas personalidades que se (con)funden ante nuestros ojos, y también del concepto de la narración como bucle que atrapa y engulle. Del mismo modo, Deren parece haberse adelantado al descolocamiento espacial que propone el polaco Wojciech Has en su film El sanatorio de la clepsidra (1973), ambientado en un lugar donde desde una ventana puedes verte a ti mismo paseando en el patio y donde te metes debajo de una cama y sales en medio de una selva.

Heredera en cierto sentido de esa corriente, La mujer sin cabeza bebe del David Lynch de Mulholland Drive (2001), pero también del Antonioni de L'Avventura (1961) y Blow-Up (1966).

Al principio de la cinta de Martel, una mujer atropella a un perro con el coche. Pero, ¿era de verdad un perro? Nosotros lo vemos y creemos que sí, igual que en Blow-Up vemos el cadáver escondido en el jardín. A eso se le suma la sensación de aturdimiento que le produce el choque a la protagonista. De repente, ella no es ella, no reconoce a sus seres queridos y se comporta de manera extraña. Se desdobla, como las múltiples Mayas que rondan por el cuarto.

El entronque con el esquema narrativo de Meshes Of The Afternoon se aprecia en que, de una manera más sutil y realista, Lucrecia Martel también nos hace revisar una y otra vez el mismo hecho: del atropello del perro a la sospecha de la protagonista de que en realidad ha matado a un niño, y de ahí a una serie de desmentidos y hallazgos que la directora argentina no maneja sin embargo como mecanismo para generar intriga, ya que su tratamiento resulta cualquier cosa menos espectacular. El objetivo parece ser más bien alumbrar desde distintos ángulos a esa mujer, en cuya cabeza (precisamente) retumban sin cesar los ecos del accidente.

Claro que no debemos subestimar que Martel introduce también uno de sus temas favoritos, la crítica a las clases acomodadas, y en concreto a sus métodos de narcotización de la conciencia. Por algo la película acaba como acaba, con una celebración de la complacencia. No caigamos nosotros en el mismo error, y recordemos una de las primeras imágenes de La mujer sin cabeza. Así que, ¿quién murió ese día, el niño o el perro?

'La mujer sin cabeza'

En la edición #50 de La Linterna Mágica tuvimos la segunda y última parte de nuestro monográfico sobre mujeres directoras

Programa #50


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Hoy termina nuestro repaso a las mujeres directoras de cine más destacadas, centrándonos en la época que abarca desde los años setenta hasta la actualidad.

Al principio del programa sonó la canción "Nausea", del grupo californiano X, que aparece en el documental The Decline Of Western Civilization de Penélope Spheeris. Además, contamos con la participación del crítico Aarón Rodríguez, con el que hablamos sobre Miranda July, Kelly Reichardt y la catalana Mar Coll.

Y en la última media hora conocimos la situación en nuestro país, entrevistando a Inés París, presidenta de la Asociación de Mujeres Cineastas.

Friday, December 9, 2011

Ellas dirigen / Diálogos fuera de tiempo (I): Lupino-Jenkins, psicología del ultraje



"No quiero que me toques. Todo eso es sucio, obsceno y sucio".

Outrage (Ida Lupino, 1950)



"Hay muchas cosas de las que yo no sería capaz, pero matar no es una de ellas. Y dejar que esos cabrones de mierda vayan y violen a otras, tampoco".

Monster
(Patty Jenkins, 2003)

Por Ayoze García

Cuando Ida Lupino rodó Outrage, muy pocas películas de Hollywood habían abordado abiertamente el tema de la violación: hasta tal punto era tabú, que el guión debe emplear el eufemismo de "asalto criminal". De ahí que durante buena parte del metraje, los esfuerzos de la directora se orienten a ponernos en la piel de la víctima, exteriorizando su estado mental perturbado. A través de escenas cotidianas, en la calle o en el trabajo, se nos transmite que para el personaje interpretado por Mala Powers cualquier mirada está cargada de reproches, cualquier roce trae malos recuerdos, y cualquier comentario conlleva malas intenciones.

También se ve afectada la relación con sus seres más cercanos, ya que llega a renegar de su familia tras rechazar al novio inocente que le propone matrimonio. La lectura a extraer queda clara: al suprimir la voluntad de la mujer, el acto de maldad del violador está dinamitando los fundamentos del pacto social -incluso natural, si se quiere- entre los dos sexos. Sólo puede surgir de ahí el remordimiento y la impotencia, y cuando más adelante la protagonista de Outrage crea revivir su atroz experiencia, se producirá una explosión de violencia igualmente gratuita e irracional, pero dirigida a la autodefensa.

Encontramos ahí el punto de unión con la película de Jenkins, que cuenta la historia real de Aileen Wuornos, considerada la primera asesina en serie de Estados Unidos. Aileen (Charlize Theron) es al comienzo de Monster una prostituta al borde del suicidio y que encuentra algo de esperanza al enamorarse de Selby (Christina Ricci), una tímida lesbiana. La necesidad de amor, el no saber cómo buscarlo sin herirse, hacen de esta mujer a quien deberíamos odiar una figura trágica, y siendo muy generosos hasta podemos interpretar que es el destino quien decide por ella al hacer que se suba en el coche de un psicópata.

Frente a ese camino sin retorno hacia la silla eléctrica que inicia Aileen, quien en un principio mata para protegerse, el film de Lupino plantea la posibilidad de que algún día la víctima de la violación alcance la superación del trauma. Y es que Outrage y Monster tienen en su centro a mujeres muy distintas, pero en un momento dado ambas llegan a la misma conclusión. Sucede cuando no hay otra opción posible: o él o yo, y no voy a pasar por esto otra vez. Entonces cogen una llave inglesa o una pistola, lo que tengan a mano, y...

'Outrage'

En la edición #49 de La Linterna Mágica hicimos un repaso a nuestras directoras de cine favoritas, desde los inicios hasta los años setenta

Programa #49


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Este viernes hemos tenido en La Linterna Mágica el primero de dos monográficos dedicados a nuestras directoras de cine favoritas. Entre ellas, Agnès Varda y Chantal Akerman, de las que nos habló el crítico Faustino Sánchez al final del programa.

Asimismo escuchamos cortes de varias de las películas mencionadas, así como la canción "Sans Toi", que forma parte de la banda sonora de Cleo de 5 a 7 de Varda.

El homenaje lo vamos a completar aquí en el blog con una serie de artículos donde compararemos cada vez dos películas firmadas por mujeres de diferentes épocas, empezando por Ida Lupino y Patty Jenkins.

Friday, December 2, 2011

Cuatro premoniciones en el cine de G. W. Pabst

Por Ayoze García

Cualquier director versátil, difícil de encasillar y que no pertenezca a lo que los críticos conciban como la corriente artística principal de su tiempo corre el riesgo de caer en el olvido. Ése es el caso por ejemplo de Georg Wilhelm Pabst, quien trabajó en la Alemania de la República de Weimar y no estaba ligado al expresionismo de F. W. Murnau y Robert Wiene.

La mayor parte de lo que hasta ahora se ha escrito sobre Pabst ha sido en relación con la actriz Louise Brooks, cuya luminosa presencia adorna dos obras maestras del periodo mudo como son La caja de Pandora y Tres páginas de un diario (ambas de 1929). Resulta comprensible, si bien se echa de menos una visión más completa. Y obviamente esas dos películas formaron parte del ciclo sobre este realizador que la semana pasada organizó el Aula de Cine de la Universidad de LPGC, y en el que las presentaciones corrieron a cargo de Luis Miranda.

Ahí pudimos ver un total de cinco títulos que abarcan un periodo corto (de 1926 a 1932) dentro la amplia filmografía de Georg Wilhem Pabst, ya que él superó la transición al cine hablado y estuvo dirigiendo hasta la mitad de los años cincuenta. A las dos películas protagonizadas por Brooks se le suman Misterios de un alma (1926), La comedia de la vida (1931) y La Atlántida (1932), todas ellas piezas de un puzzle que espera a ser recompuesto y que a buen seguro puede mostrarnos a un director de una notable modernidad.

Nosotros nos conformamos por ahora con citar cuatro premoniciones (acertadas o no) que hemos encontrado en el cine de Pabst:

1. El personaje de Charles Foster Kane. ¿Fue William Hearst la única fuente de inspiración de la que Orson Welles se valió para crear Ciudadano Kane (1941)? Probablemente, pero como a uno le gusta tocar las narices de vez en cuando, hay que resaltar la similitud entre Kane y uno de los personajes de La caja de Pandora. Esta posible conexión sólo se ha planteado de pasada en algún artículo y foro de Internet, pero a un servidor le saltó a la vista desde un primer momento: el personaje de Pabst se llama Ludwig Schön y es un poderoso periodista que cae en las redes de una despreocupada mujer (Lulú, interpretada por Louise Brooks) e intenta sin éxito hacerla triunfar en el mundo del espectáculo. Claro que en la vida real a Hearst se le conocieron ese tipo de episodios sentimentales, así que dejémoslo en que tanto Pabst como Welles bebieron de la misma fuente (y aún así, el realizador austríaco fue el primero en hacerlo).


2. El lesbianismo. También en La caja de Pandora aparece el considerado como primer personaje femenino claramente homosexual dentro de la historia del cine. Si tamaña provocación fue permitida en su día, quizá fuera porque se entiende como una muestra más del omnívoro y casi inconsciente poder de seducción que ejerce Louise Brooks, y que hacía que hasta las mujeres cayeran en sus redes. Cabe comentar asimismo que esta lesbiana interpretada por Alice Roberts está tratada con bastante sensibilidad, y aunque el amor la arrastre hacia el crimen su papel nunca degenera en una caricatura.


3. El diario de…
Un aspecto llamativo de la segunda colaboración entre Pabst y Brooks es el mismo título: Tres páginas de un diario en castellano, Tagebuch einer Verlorenen (Diario de una perdida) en alemán. Estaría bien que alguien analizase cuál es el papel que el diario desempeña en el argumento, porque es un tema que puede dar bastante de sí. Ese diario lo recibe Louise Brooks como regalo el día de su confirmación, y es cualquier cosa menos privado: el primer hombre que la corrompe es también quien lo estrena escribiéndole la hora de un encuentro, y más tarde la propia familia de la joven no dudará en romper la cerradura para hacer averiguaciones sobre su vida. ¿Hay aquí un presentimiento de que la intimidad del ser humano en los tiempos modernos será un recinto manoseado constantemente por sus semejantes? Después de esos episodios, la protagonista asumirá que su vida ha quedado expuesta a la vista de todos, e irá arrancando sucesivamente las hojas del diario para escribir cartas y direcciones.


4. Another Brick In The Wall. Terminamos con los momentos más llamativos de Tres páginas de un diario, que tienen lugar en el reformatorio en el cual ingresan a Louise Brooks. Muy alejado de las travesuras amables de Cero en conducta (1933) de Jean Vigo, el film de Georg Wilhelm Pabst se regodea aquí en un sadismo que probablemente refleje los años que el director austríaco pasó en un campamento de prisioneros durante la Primera Guerra Mundial. Las muchachas del reformatorio tienen hasta que sorber la sopa al unísono, y el guardián parece sacado de La Familia Monster. No cuesta mucho por tanto imaginarse al británico Alan Parker tomando recortes para la escena de The Wall correspondiente a la canción Another Brick On The Wall.


Aunque lo más aterrador es ver a Brooks, todo un icono de la sofisticación, ataviada con esa vestimenta y peinado tan protohitlerianos. ¡Brr!


En la edición #48 de La Linterna Mágica hablamos del ciclo que el Aula de Cine de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria dedicó a G. W. Pabst

Programa #48


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Este viernes tuvimos una entrevista con el director lanzaroteño Roberto Pérez Toledo, quien acaba de estrenar su película Seis puntos sobre Emma, y hablamos del ciclo dedicado a G. W. Pabst que organizó el Aula de Cine de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Aquí en el blog puedes leer un comentario con nuestras impresiones acerca de la obra de este realizador austríaco.

Además escuchamos fragmentos del cortometraje Chico especial de Pérez Toledo, el tráiler de Seis puntos sobre Emma y la banda sonora de Secretos de un alma de Pabst.