Friday, January 27, 2012

Programa #54


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La nueva edición del certamen Visionaria, organizado por Proa2020 y la Asociación de Cine Vértigo, centró la primera mitad de esta edición del programa.

Hablamos con Víctor Rosales, coordinador técnico de Proa2020, y con dos de los ganadores de este concurso que invita a los cineastas a dar su visión sobre Las Palmas de Gran Canaria: Ari Olivares (que obtuvo el premio del público con Pide lo imposible) y Fernando Alcántara (que se presentaba con Eskulturas).

Además entrevistamos al director de la Filmoteca de Cataluña, Esteve Riambau, quien nos habló de la restauración de la obra del pionero del cine Segundo de Chomón. Y para terminar comentamos las nominaciones a los Oscar e hicimos un breve homenaje (pendiente de ampliación) al recientemente fallecido director griego Theo Angelopoulos.

Ellas dirigen / Diálogos fuera de tiempo (IV): Chytilová-July, si todo es arte...



-Estamos sentadas aquí ahora, y figúrate que no fuéramos nosotras dos.
-¡Me parecería fatal!

Las margaritas (Věra Chytilová, 1966)



"Son mi nieta y su novio, que no quiere casarse, ¡y ahora se convertirán en arte!"

Tú, yo y todos los demás (Miranda July, 2005)

Por Ayoze García

La directora de un museo queda impresionada al ver una reproducción en escayola del envoltorio de una hamburguesa, pero entonces el artista de la exposición le explica que esa no es una obra suya, sino un verdadero papel arrugado, y que le gusta intercalar "cosas auténticas" entre las copias absurdamente perfectas que pasa por esculturas. Esto que ocurre en Tú, yo y todos los demás hace que nos preguntemos: si todo es arte, ¿acaso no puede cualquiera ser considerado artista?

A las jóvenes protagonistas de Las margaritas, en cambio, este tipo de razonamientos probablemente ni se les pasan por la cabeza. En esta deliciosa película, el arte es visto como una locura más, un campo de juegos dentro de una desenfadada pero implacable operación de deconstrucción feminista que también afecta al lenguaje y las convenciones sociales.

El arte de estas dos chicas alborotadoras es el del recorte y el collage, y las tijeras son para ellas una herramienta de creación, imagen opuesta a la de mujeres que las blanden con gesto amenazador en películas como Pierrot el loco de Godard o The Music de Masumura.

Recortando, recortando, aspiran no sólo a adornar su cuarto. Subyace también el deseo de cambiar la realidad, de romper la barrera entre representación artística y objeto representado, como cuando una de ellas se traga un trozo de carne de papel ("¡Sí, un rico bistec! ¡Sobre un rico pedazo de pan!"). Lo cual nos lleva de nuevo a la anécdota del escultor de Tú, yo y todos los demás...

Miranda July es una artista interdisciplinar, y su alter ego en la película trata de abrirse paso en ese mundo. No obstante, hay más personajes que crean arte. A su manera. Recordemos al vendedor de zapatos y su peligrosa performance jugando con fuego, o a sus hijos dibujando figuras con caracteres de ordenador (el llamado arte ASCII), incluso la niña que pega recortes de electrodomésticos en un álbum.

Y no sólo el arte lo puede hacer todo el mundo, sino que también surge de lo cotidiano, ya que por ejemplo la protagonista de Tú, yo y todos los demás emplea fotos de amistades para sus videoinstalaciones. Luego otros decidirán qué es lo que se expone en un museo, pero el mensaje queda claro, y las implicaciones de esta defensa de un arte abierto y si se quiere democrático podrían dejar a más de uno tocado y hundido.

'Las margaritas'

Friday, January 20, 2012

Ellas dirigen / Diálogos fuera de tiempo (III): Dulac-Varda, enigmas a la deriva



Celles qui s'en font (Germaine Dulac, 1928)



Sans toit ni loi (Agnès Varda, 1985)

Por Ayoze García

En su cortometraje Celle qui s'en font, Germaine Dulac cuenta en apenas cinco minutos las historias de dos mujeres en pleno proceso de autodestrucción: una vagabunda y una amante despechada. Pese a esta evidente concisión narrativa, son bastantes las ideas planteadas, y de ahí el interés que pueda tener una comparación con una película moderna como Sans toit ni loi.

No sabemos qué motivos han llevado a la vagabunda de Dulac a acabar rondando por los bares, hablando sola, con la dentadura rota y la mirada perdida. En cambio, su homóloga en el film de Agnès Varda sí que da algunas pistas: se cansó de su trabajo de secretaria, no quería depender de nadie, mejor una vida en la carretera con una tienda de campaña y algo de ropa como únicas pertenencias.

Lo que más desconcierta de Mona, el personaje que interpreta la actriz Sandrine Bonnaire, es que no se siente obligada por la bondad de la gente que se preocupa por ella. Es capaz de apreciarla, pero bajo ninguna circunstancia va a dejar que afecte a su modo de vida. Eso la convierte en un enigma a ojos de los demás, porque en su caso el vagabundeo es una elección.

"Tú quieres la libertad total, y tienes la soledad total" le dice un licenciado en Filosofía metido a pastor en uno de los diálogos con más miga de Sans toit ni loi.

Esa búsqueda radical de la libertad al margen de los esquemas sociales es propia de almas errantes, "sin techo ni ley", y tanto Dulac como Varda nos muestran sus consecuencias negativas. No se trata necesariamente de un camino equivocado, pero sí de uno que expone a quienes lo emprenden (voluntariamente o no) a grandes riesgos y un peor desenlace.

'Sin techo ni ley'

http://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=celle%20qui%20s%E2%80%99en%20font&source=web&cd=2&ved=0CDIQtwIwAQ&url=http%3A%2F%2Fwww.youtube.com%2Fwatch%3Fv%3D4gbt6QUluR0&ei=N5oZT_C2HoOt8QOQvbXECw&usg=AFQjCNGUTGOXnBKzkAWTbh4j2UeQ54xPKw&cad=rja

Programa #53


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El director de cine tinerfeño Jaime Falero ultima el estreno de su primer largometraje, El clan; hoy le entrevistamos en La Linterna Mágica. Además dedicamos la segunda parte del programa al cine de ciencia ficción de Jack Arnold, de la mano de Pepe Torres de la Asociación de Cine Vértigo, que organiza un ciclo en torno al director de La mujer y el monstruo y El increíble hombre menguante.

Friday, January 13, 2012

Programa #52


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Empezamos el año con un especial sobre el director finlandés Aki Kaurismäki. Con motivo del estreno de su nueva película Le Havre, hemos intentando analizar su peculiar estilo y comparar su obra con la de otros cineastas de planteamientos cercanos.

Galería de impasibles

Por Ayoze García

El cine de Aki Kaurismäki, y de otros antes que él, plantea que la expresividad en los actores está sobrevalorada. Hagamos pues un repaso a nuestras películas favoritas de esas en las que nadie mueve ni una ceja, o dicho en términos pomposos, "un análisis de la inexpresividad actoral como herramienta cinematográfica".

1. Las comedias mudas de Buster Keaton. Le llamaban "la gran cara de piedra", siempre circunspecto en medio de los mayores catástrofes, pero hoy día nos reímos con él, no de él, y toca reconocer su genialidad.



La ley de la hospitalidad (1923)

2. Ciencia ficción y cine fantástico. Aún dejando a un lado a los zombies, que también tienen lo suyo aunque a un servidor le resultan bastante cansinos, en varias películas de este género encontramos a personajes cuya carencia de expresividad provoca desasosiego en el espectador. Es el caso de los dobles con que los extraterrestres sustituyen a los humanos en Llegó del más allá (Jack Arnold, 1953) o La invasión de los ladrones de cuerpos (Don Siegel, 1956). Y también hay que destacar la interpretación de Laurence Harvey en El mensajero del miedo de John Frankenheimer, haciendo de soldado al que lavan el cerebro. Ah, y el de abajo es su careto normal, así que imaginen el que pondrá cuando se convierte en una máquina de matar.



El mensajero del miedo (1962)

3. Robert Bresson. Al gran director francés, tan dado a la austeridad, le sobraban hasta los gestos de los actores. Y recordemos las palabras de la chica protagonista de Al azar Baltasar: "No tengo corazón, ternura ni sentimientos, tus palabras no me afectan". Viendo a su familia, debe de ser algo genético.



Al azar Baltasar (1966)

4. El silencio de un hombre. Alain Delon es un asesino a sueldo en este clásico de Jean-Pierre Melville, y no sólo está callado la mayor parte del tiempo, sino que su rostro es un auténtico enigma.



El silencio de un hombre (1967)

5. Corazón de cristal. Werner Herzog siempre tiene que ir más allá, y en busca de crear una atmósfera de absoluta desolación se dice que hipnotizó para esta película a buena parte del reparto. Yo me lo creo.



Corazón de cristal (1976)

6. Jim Jarmusch. Ella: "¿Por qué siempre tienes una cara tan triste? Eres infeliz?". Él: "Soy muy feliz. Así es mi cara, eso es todo".



El tren del misterio (1989)

7. Aki Kaurismäki. Así llegamos al gran maestro moderno de la inexpresividad. En el universo Kaurismäki, la carcajada no existe, y las sonrisas están reservadas para momentos verdaderamente especiales, no se vayan a agotar las existencias. Bendito sea.



La chica de la fábrica de cerillas (1990)

En la edición #52 de La Linterna Mágica hicimos un monográfico sobre Aki Kaurismäki, aprovechando el estreno de su nueva película Le Havre