Friday, May 18, 2012

Tilda Swinton, matriarcado disfuncional (y III): El infierno queda en familia



 "¿Quieres unos mimos?"

The War Zone (Tim Roth, 1999)

Por Ayoze García

Estamos aún lejos de agotar la ristra de personajes maternales interpretados por Tilda Swinton: ahí está por ejemplo la madre coraje de The Deep End (David Siegel y Scott McGehee, 2001), una nueva adaptación de la novela que ya inspiró Almas desnudas (Max Ophüls, 1949). O Thumbsucker (Mike Mills, 2005), donde su hijo adolescente es, ejem, adicto a chuparse el dedo.

Toca, no obstante, adentrarnos ya en el infierno de Tenemos que hablar de Kevin (Lynne Ramsay, 2011). Un infierno que se desarrolla tras la fachada de una familia modélica, lo cual nos hace pensar en otra película en la que aparecía Swinton: The War Zone.

Al ver estos dos títulos deducimos que los mismos mecanismos y virtudes que hacen de la unidad familiar un refugio frente al exterior pueden torcerse hasta encerrar a sus miembros en una cárcel en la que la víctima es incapaz de prever el golpe que le asesta el verdugo, donde el secretismo y la condescendencia ahogan cualquier grito de auxilio.

Lo peor que puede ocurrir en una familia, los crímenes más horribles y que constituyen los mayores tabúes, aparece en The War Zone y Tenemos que hablar de Kevin. Y las madres interpretadas por Tilda Swinton intentan a su manera lidiar con ese panorama. En la cinta de Tim Roth, el personaje que encarna la actriz británica es el único ajeno a la guerra silenciosa que mantienen el marido y los hijos mayores. "¿Está todo bien?", pregunta inocente.

Por el contrario, solo la madre de Kevin conoce el verdadero carácter del joven. Además de que una familia puede proyectar hacia fuera una imagen falsamente apacible, en su interior se establece una distinción entre los que saben lo que está pasando -víctimas, verdugos y testigos-, y los que no. Ante su padre, ante sus profesores, ante el médico que le atiende, Kevin exhibe un comportamiento ejemplar. Ante todos, claro está, menos ante su madre.

Otros cinéfilos ya han destacado el buen hacer de la directora Lynne Ramsay, con llamativos rasgos de estilo al servicio de la historia: la omnipresencia del color rojo, el desorden temporal. Yo añadiría a eso el uso irónico a más no poder de las canciones de la banda sonora, que resaltan el chirriante contraste entre lo que ocurre y la versión edulcorada que la mayoría percibe.

En ese contexto, Tilda Swinton no elude el reto (el enésimo de su carrera) de presentar a la que puede ser o no una mala madre. La propia Ramsay confiesa que esta ambigüedad es intencionada, lo cual permite a la directora prescindir de la moralina al tiempo que refuerza su búsqueda de una reacción visceral por parte del espectador.

En última instancia, lo que pensemos de la madre de Kevin dependerá de si el chico nos parece un psicópata de nacimiento (que los hay), o si creemos que su comportamiento viene condicionado por el desapego de su progenitora, una exitosa profesional (¿quizá con algún punto en común con el papel de Swinton en Michael Clayton?) que en su nueva situación debe renunciar en gran medida a su pasión por los viajes.

En la película encontramos pistas que sustentan cualquiera de estas tesis: es cierto que desde la propia gestación Kevin aparece retratado como un pariente no tan lejano del angelito de La semilla del diablo (Roman Polanski, 1968), pero, ¿que hay de esas escenas en las que el rostro de la madre y del hijo se funden al sumergirse en el agua del lavabo?

A este tema se le pueden dar infinitas vueltas: Tilda Swinton, por su parte, argumentaba en una entrevista con el crítico Roger Ebert que tendemos a considerar el mal como una entidad absoluta y ajena en vez de admitir que puede formar parte de nosotros mismos... o de la carne de nuestra carne.

Y si bien en anteriores trabajos Swinton había tenido la oportunidad de explorar todo tipo de registros interpretativos vinculados con la maternidad, en ninguna de esas películas se daba entre la madre y su(s) hijo(s) una relación tan estrecha a la par que tensa, y en la que hay cabida para sentimientos mucho más allá del amor y el odio. En Tenemos que hablar de Kevin, solo ellos dos existen en ese mundo malsano, y nosotros desde fuera lo tenemos difícil para juzgar lo que pasa por sus cabezas. "¿Tú nunca te sientes incómodo, verdad?", le pregunta ella. Y Kevin sonríe. Su respuesta: "¿Incómodo? ¿Con mi madre?".

'Tenemos que hablar de Kevin'

Tilda Swinton, matriarcado disfuncional (II): Hermafroditas e infieles

Tilda Swinton, matriarcado disfuncional (I): Las no-madres

Programa #73


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Esta semana hablamos con Aurelio Carnero, director de cine y fundador del colectivo Yaiza Borges, que desempeñó en Canarias una importante labor de difusión y creación cinematográfica durante los años posteriores a la Transición. Varias de las películas del colectivo las está rescatando estos días la Asociación Vértigo dentro de su ciclo Cine hecho en Canarias.

Otro ciclo de proyecciones en Las Palmas de Gran Canaria, el de Independientes USA de la Filmoteca Canaria, terminaba este martes con Henry Fool y aprovechamos para hacer un breve comentario de esa película de Hal Hartley.

Por último, charlamos con Covadonga G. Lahera y Carles Matamoros, dos de los coeditores de la publicación digital Transit: Cine y otros desvíos.

Saturday, May 12, 2012

Quince apuntes sobre Animayo



Ghost In The Shell (Mamuro Oshii, 1995)



Reading Kills (Beto Gomez, 2012)



Infernal Nuns (Roland Petrizza y Alex Eslam, 2011)


Por Ayoze García

Estos días he ido a varias de las proyecciones de Animayo (Festival Internacional de Cine de Animación, Efectos Especiales y Videojuegos) en el Cicca de Las Palmas de Gran Canaria.

Pero como durante el fin de semana no podré completar el seguimiento, me conformo con apuntar aquí algunas ideas apresuradas, dejando constancia de que Animayo es mucho más, porque incluye una amplia oferta formativa y de actividades lúdicas.

  1. "Señora, eso no le va a gustar, es anime". Este año el festival apuesta más fuerte que nunca por la animación japonesa, sobre la que pesan todavía algunos prejuicios, como pude comprobar por la reacción de un par de despistados visitantes del Cicca que desistieron de entrar en una proyección cuando se enteraron de lo que iba.

  2. Respecto al ciclo Grandes clásicos del anime, diría que Ghost In The Shell se merece ese título con creces. Sword Of The Stranger, no tanto.

  3. Notable presencia francesa en la seción oficial de cortometrajes de este viernes por la noche, con seis títulos de quince. Si no me equivoco, todos (o casi) procedían de la escuela Esma de Montpellier.

  4. Entre dichos trabajos de animadores galos, me quedo con Au Poil (Estupendo), una traslación de la retórica marxista al cuarto de baño, con un enconado enfrentamiento entre el proletariado (la escobilla) y la burguesía (el cepillo de dientes).

  5. Tampoco estaban nada mal Electroshock y Tout conte fait (En todos los cuentos pasa), dos cortos que revisitan en clave irónica las historias de superhéroes y los cuentos de hadas, respectivamente.

  6. Eso sí, mi favorito no fue hecho en Francia, sino en Canadá: Reading Kills (Leer mata) me pareció un brillante ejercicio de humor absurdo. Lo que no te mata te hace estúpido, podríamos decir. Su autor, Beto Gomez, era el único con dos títulos en este bloque de la sección oficial; el otro, menos inspirado, se titula The Almighty Adventures Of The Fantastic Duo (Las increíbles aventuras del dúo fantástico).

  7. Si alguien pensaba que en los Emiratos Árabes no saben de cine de animación, que se desengañe pero ya. Ostora (La leyenda) de Hani Kichi tiene una estética espectacular, lograda con la combinación de técnicas como el dibujo, los recortes y el 3D. La única pega que le pondría a este bellísimo corto es que al final uno queda con la sensación de que la historia (una especie de versión de La sirenita) se podría haber desarrollado más.

  8. En el cortometraje alemán Heldenkazer (El canciller heroico), Benjamin Swiczinsky se atreve a especular con la hipótesis de una dictadura en Austria que se habría desarrollado paralelamente a la de Hitler y Mussolini. Este canciller es un personaje más patético que heroico, y emprende una conversión del sistema político de su país siguiendo las indicaciones de Il Duce como si de Fascismo para Dummies se tratara.

  9. La aportación española a esta selección de quince cortos vino de la mano de Pascual Pérez y su Historia d'este, una agria reflexión sobre el alcoholismo, y ante todo sobre la incapacidad del ser humano para escarmentar en piel ajena. Y en el plano técnico, saca bastante partido al Stop Motion.

  10. Lo más flojo de esta sección de Animayo, en mi opinión: el corto inglés Nature's Voice (La voz de la naturaleza), Pummel Nankeen y Give Me Space (Dame espacio).

  11. Y para rematar la jornada del viernes, la sección La noche dos rombos, con una jugosa muestra de cortometrajes de animación eróticos. Unos más procaces, otros más artísticos, pero sin pasar en ningún momento de los dos rombos a las tres equis.

  12. Entre otras cosas, vimos cómo un problema en una cañería puede desenmascarar las pasiones ocultas de una pareja mal avenida, o cómo se las arregla una gata para escapar de la atenciones demasiado cariñosas de un veterinario. Y no me quedó muy claro qué hacía Adobe, la compañía de programas informáticos como Photoshop, patrocinando uno de estos cortos...

  13. Realmente impactante el falso tráiler Infernal Nuns (Monjas infernales), en el que una novicia jura vengarse del Papa Inocencio VIII y recluta todo un ejército entre sus compañeras. ¡Monjas blancas! ¡Monjas negras! ¡Monjas asiáticas! ¡Monjas gordas! ¡Jesús! Dicen que habrá versión en largo, como para no perdérselo...

  14. El momento de mayor hilaridad llegó con el episodio de la serie Unexpected Cock And Balls dedicado a King Kong (tienen que verlo, que por algo está subido a YouTube), seguido de otro corto igual de divertido llamado Hobosexual.

  15. La noche dos rombos terminó con un videoclip del grancanario Alberto Corral, pero antes pudimos ver Zap Zap, un conglomerado de ingeniosas ideas (desde penes haciendo natación artística hasta un clon de Chuck Norris anunciando un alargador de ídem) con el hilo conductor de un perro que hace zapping ante la tele. Y un detalle importante, está bajo licencia Creative Commons.
¡Y eso es todo! Como decía, Animayo continúa durante el fin de semana en el Cicca, con talleres, concursos y la proyección de Akira el domingo por la tarde. Envidia me dan los que puedan ir...

Friday, May 11, 2012

Tilda Swinton, matriarcado disfuncional (II): Hermafroditas e infieles



"El resto está claro: ¡lo pierdo todo si no tengo un hijo!"

Orlando (Sally Potter, 1992)

Por Ayoze García

"El cambio, la superación de la idea de uno mismo que ha sido creada por la sociedad, es uno de mis intereses principales desde Orlando". Esta afirmación, hecha por Tilda Swinton tras el estreno de I Am Love (Luca Guadagnino, 2009), demuestra que la propia actriz tiene claro que su interpretación en la adaptación de la novela de Virginia Woolf marcó un punto de inflexión en su carrera a comienzos de los noventa.

No solo fue Orlando la primera película importante de Swinton al margen de sus colaboraciones con el director Derek Jarman (a punto de fallecer de sida por aquel entonces), sino que se trata prácticamente de su papel arquetípico, en tanto que saca el máximo partido a su reconocida fascinación con la androginia. Por algo un pretendiente de Lady Orlando le recrimina “su ambigua sexualidad, que yo estoy dispuesto a tolerar”.

La Tilda Swinton que a menudo aparece en público con el pelo corto, sin maquillaje y vistiendo indumentaria cuasi masculina, poco tiene que ver en principio con los personajes de muchas de sus películas, y del mismo modo podríamos pensar que Orlando no encaja en este análisis que estamos haciendo del concepto swintoniano de la maternidad. Sin embargo, la transformación corporal que sufre Orlando es la plasmación más evidente de los procesos de cambio que a esta actriz le gusta exteriorizar en sus interpretaciones. Y, por cierto, ¿acaso no siente también cualquier madre cómo su cuerpo se va alterando de manera radical?

A Orlando se le otorga el gran don de poder vivir el abanico completo de experiencias del ser humano, entre las que no podía faltar la maternidad. La sociedad exige que tenga un hijo varón por cuestiones sucesorias, pero en la última sección de la película (titulada "Nacimiento") da a luz a una niña, lo cual probablemente supone un acto de rebeldía más por su parte.

Cabe preguntarse, eso sí, qué clase de cualidades maternales puede albergar un ser como Orlando. Otro personaje un tanto enigmático (aunque menos extraordinario) es el que interpreta Swinton en Young Adam (David Mackenzie, 2003). No encontramos en este film una excesiva profundidad psicológica, ni siquiera en la caracterización del protagonista, un escritor frustrado/marinero de barcaza al que da vida Ewan McGregor.

Tilda Swinton es la dueña de la barcaza en cuestión (clavada a la de L'Atalante, dicho sea de paso), y ese no tiene pinta de ser el lugar ideal para criar a su hijo. Más allá de dicha peculiaridad, la madre de Young Adam es una madre como cualquier otra, al menos hasta que entra en escena la infidelidad.

Lo mismo ocurre en I Am Love: y es a sus hijos, en vez de a sus maridos, a quienes estas mujeres temen herir con su comportamiento. De una madre se espera que sea un referente de estabilidad para quienes la rodean, mientras que el amor prohibido viene a romper ese equilibrio (o estancamiento, según se mire) introduciendo, una vez más, el cambio.

I Am Love es un film con unas ambiciones casi insultantes, aunque a mi juicio justificadas, que no escatima en referencias a El Gatopardo (1963) de Luchino Visconti: los planos iniciales son un claro homenaje, hay un Tancredi (nombre del personaje de Alain Delon) y hasta aparece Marisa Berenson, actriz que trabajó con Visconti en Muerte en Venecia (1971).

Yendo más lejos, ambas películas ponen en su centro a un actor extranjero, y si Burt Lancaster dio una de sus mejores interpretaciones en El Gatopardo, Swinton no se queda atrás, e incluso aprendió a hablar italiano con acento ruso para el rodaje.

Encontramos bastantes similitudes entre estos dos personajes, a pesar de que I Am Love rezuma vitalidad donde El Gatopardo era decadente. El aristocrático patriarca de la película de Visconti, la inmigrante rusa que se casa con un rico empresario italiano y le da tres hijos: ambos tienen la misma edad más o menos, gozan de un elevado estatus social y se enfrentan a un dilema sentimental parecido. ¡Pero qué distintos son sus destinos!

Basta con recordar la frase más memorable de El Gatopardo ("todo debe cambiar para que todo quede como está") y compararla con el lema promocional de I Am Love ("todo cambiará para siempre"). La diferencia es obvia, ¿no?

Tilda Swinton, matriarcado disfuncional (I): Las no-madres

Programa #72


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Hoy comentamos nuestras impresiones sobre Doc's Kingdom de Robert Kramer, la cuarta película del ciclo Independientes USA organizado por la Filmoteca Canaria. También entrevistamos a Damián Perea, director del Festival Animayo que estos días se celebra en Las Palmas de Gran Canaria.

Y por último hablamos con Ramón Saldías, director maldito del País Vasco que rodó varias películas en el Archipiélago. Entre ellas figura el título de culto Kárate contra mafia, recientemente proyectado por la Asociación de Cine Vértigo.

Friday, May 4, 2012

Tilda Swinton, matriarcado disfuncional (I): Las no-madres




"¿Te acuerdas de tu madre, Tom?"

Julia (Erick Zonca, 2007)

Por Ayoze García

Da escalofríos ver a Tilda Swinton en Tenemos que hablar de Kevin (Lynne Ramsay, 2011) haciendo de madre de un joven psicópata. Lo curioso viene cuando a raíz de esta película nos fijamos en el resto de su filmografía y comprobamos que en numerosas ocasiones esta admirable actriz británica ha interpretado papeles similares, de mujeres marcadas de una u otra forma por la maternidad.

Empezamos este repaso a la galería de madres swintonianas justo en las antípodas, con la asesora jurídica de Michael Clayton (Tony Gilroy, 2007), que probablemente no sea una de sus mejores interpretaciones aunque le valió el Oscar a la mejor actriz de reparto. En esta película de intrigas empresariales protagonizada por George Clooney, Swinton aporta bastantes matices a un papel que, básicamente, es el de la mala de turno.

Como se desvela en una entrevista para la televisión que ensaya una y otra vez en su casa, esta mujer no concibe el equilibrio entre la vida personal y profesional ("cuando realmente disfrutas con lo que estás haciendo, ¿quién necesita equilibrio?") y considera que Unorth, la compañía en la que trabaja, es su "familia". Nada que objetar en un principio, aunque esta escala de valores la llevará a tomar unas decisiones que acabará lamentando.

Tampoco tiene demasiado instinto maternal la alcohólica y mentirosa compulsiva a la que Tilda Swinton da vida en Julia: parece un personaje de Mike Leigh (la sombra de la Gloria de Cassavetes también es alargada) atrapado de repente en una trama ideada por el Iñárritu más disparatado, con viaje a México incluido. A mí me encanta, aunque entiendo que no todo el mundo comparta esa opinión.

Lo que interesa aquí es la evolución psicológica de Julia, y la responsabilidad que contrae hacia un niño del que en un primer momento pretendía aprovecharse. El que en medio de una situación de peligro se haga pasar por la madre del chico es otra farsa más, pero para cuando llega el final de la película casi estamos dispuestos a creérnoslo...

Dicha evolución de la protagonista de Julia se produce a lo largo de dos horas. Jim Jarmusch, en cambio, le dejó a Swinton poco más de un minuto muy bien aprovechado para que en Flores rotas (2005) explotase toda la rabia que puede acarrear la maternidad frustrada. "¡Que te jodan, Donnie!", le espeta al bueno de Bill Murray, quien anda de peregrinaje visitando a sus antiguas novias y le pregunta si ha tenido hijos.

Resulta evidente que la cuestión toca una fibra sensible, aunque si la Penny de Flores rotas mantuviese una conversación con la Eva de Tenemos que hablar de Kevin, seguro que comprendería que a veces más vale quedarse compuesta y sin hijo.

Ahora bien, ¿qué ocurre cuándo los personajes de Swinton dan finalmente el paso hacia la maternidad? Pues de todo, y de eso hablaremos la semana que viene.

Programa #71


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De la relación entre el cine y el idioma esperanto hablamos este viernes en la primera parte del programa con Antonio Suárez de la Sociedad Esperantista de Tenerife y con el presidente de la Federación Española de Esperanto, José Antonio del Barrio. Y luego le hicimos un pequeño homenaje a la actriz británica Tilda Swinton, protagonista entre otras de la película Tenemos que hablar de Kevin.