Este martes en los Multicines Monopol se proyectaron los primeros pases de dos películas de la Sección Oficial que abordan, ahí es nada, la desgracia de la enfermedad y la muerte. Una temática complicada en extremo y que ha dado lugar a toda una ristra de melodramas infumables a lo largo de la historia del cine. Afortunadamente, no es ese el caso de la alemana Stopped On Track y la rumana Best Intentions.
Ambas comparten, nunca mejor dicho, buenas intenciones, así como la voluntad de eludir los senderos más trillados, un cierto sentido del humor y algún pequeño guiño surrealista (¡esa máscara de conejo a lo Inland Empire!).
'Stopped On Track' |
La dinámica familiar, que se pone a prueba en estas situaciones, es la otra pata sobre la que reposan estas historias. En Stopped On Track, un padre de clase media inicia un viaje de trayectoria previsible cuando le diagnostican un tumor cerebral, y el interés radica en la forma en que el actor Milan Peschel retrata a ese hombre que se pone delante de la cámara de su teléfono móvil, no para dejar un mensaje solemne a sus hijos o descubrirnos el secreto de la vida, sino para contar chistes, rememorar anécdotas y buscar en la introspección algún asidero una vez ha perdido la estabilidad de su vida anterior.
"Piense en su enfermedad como en un amigo", le aconseja una terapeuta, pero resulta obvio que ninguna actitud zen podrá ayudarle demasiado, y la película no elude los detalles escabrosos, manteniendo en todo momento el equilibrio y la contención.
Se podría pedir más, pero cuesta criticar lo que nos ofrece en este trabajo Andreas Dresen. Por su parte, Best Intentions parece (y lo digo desde un desconocimiento generalizado sobre el cine actual de Rumanía) un intento de repetir el éxito de La muerte del Sr. Lazarescu, cinta de ese mismo país que hace pocos años se alzó con importantes galardones en el circuito internacional de festivales y que ya nos sumergía de lleno en las entrañas del sistema sanitario.
'Best Intentions' |
Best Intentions es una película no tan lograda, que tiene como protagonista a un joven que se desvive por ayudar a su madre ingresada tras sufrir un pequeño ataque. Con sus más y sus menos, los profesionales del hospital tratan de ayudar, pero el hijo se empeña en un traslado a otro centro y ve conspiraciones en cualquier esquina. Intuimos que hay algo detrás de la irascibilidad de este personaje, una carencia que vuelca en una preocupación desmedida por su madre que llega a alcanzar niveles absurdos. Un buen trabajo, sea como sea, en la media de la Sección Oficial de este año.
Y así va trascurriendo el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria. El lunes también fui a ver dos piezas del Jeonju Digital Proyect 2011, ligado a ese festival de Corea del Sur: el documental de Claire Denis To The Devil (interesante) y el experimento Un heredero de Jean-Marie Straub (pretencioso y aburrido, aunque no le guardo rencor). Lo que pasa es que andaba tan ensimismado con Límite y Tabú, que ni ganas de escribir sobre eso. Y para este miércoles me apatece salirme un poco por la tangente y probar con los ciclos África Hoy y Carta Blanca a Film Comment. Ya les cuento.
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