Friday, December 9, 2011

Ellas dirigen / Diálogos fuera de tiempo (I): Lupino-Jenkins, psicología del ultraje



"No quiero que me toques. Todo eso es sucio, obsceno y sucio".

Outrage (Ida Lupino, 1950)



"Hay muchas cosas de las que yo no sería capaz, pero matar no es una de ellas. Y dejar que esos cabrones de mierda vayan y violen a otras, tampoco".

Monster
(Patty Jenkins, 2003)

Por Ayoze García

Cuando Ida Lupino rodó Outrage, muy pocas películas de Hollywood habían abordado abiertamente el tema de la violación: hasta tal punto era tabú, que el guión debe emplear el eufemismo de "asalto criminal". De ahí que durante buena parte del metraje, los esfuerzos de la directora se orienten a ponernos en la piel de la víctima, exteriorizando su estado mental perturbado. A través de escenas cotidianas, en la calle o en el trabajo, se nos transmite que para el personaje interpretado por Mala Powers cualquier mirada está cargada de reproches, cualquier roce trae malos recuerdos, y cualquier comentario conlleva malas intenciones.

También se ve afectada la relación con sus seres más cercanos, ya que llega a renegar de su familia tras rechazar al novio inocente que le propone matrimonio. La lectura a extraer queda clara: al suprimir la voluntad de la mujer, el acto de maldad del violador está dinamitando los fundamentos del pacto social -incluso natural, si se quiere- entre los dos sexos. Sólo puede surgir de ahí el remordimiento y la impotencia, y cuando más adelante la protagonista de Outrage crea revivir su atroz experiencia, se producirá una explosión de violencia igualmente gratuita e irracional, pero dirigida a la autodefensa.

Encontramos ahí el punto de unión con la película de Jenkins, que cuenta la historia real de Aileen Wuornos, considerada la primera asesina en serie de Estados Unidos. Aileen (Charlize Theron) es al comienzo de Monster una prostituta al borde del suicidio y que encuentra algo de esperanza al enamorarse de Selby (Christina Ricci), una tímida lesbiana. La necesidad de amor, el no saber cómo buscarlo sin herirse, hacen de esta mujer a quien deberíamos odiar una figura trágica, y siendo muy generosos hasta podemos interpretar que es el destino quien decide por ella al hacer que se suba en el coche de un psicópata.

Frente a ese camino sin retorno hacia la silla eléctrica que inicia Aileen, quien en un principio mata para protegerse, el film de Lupino plantea la posibilidad de que algún día la víctima de la violación alcance la superación del trauma. Y es que Outrage y Monster tienen en su centro a mujeres muy distintas, pero en un momento dado ambas llegan a la misma conclusión. Sucede cuando no hay otra opción posible: o él o yo, y no voy a pasar por esto otra vez. Entonces cogen una llave inglesa o una pistola, lo que tengan a mano, y...

'Outrage'

En la edición #49 de La Linterna Mágica hicimos un repaso a nuestras directoras de cine favoritas, desde los inicios hasta los años setenta

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